sábado, 19 de febrero de 2011

Mama Tránsito Amaguaña

La historia del movimiento indígena en los países andinos, está tejida con los hilos de la vida de hombres y mujeres que han tenido el valor de seguir siempre hacia adelante. Oprimidos, humillados, ignorados y reducidos a condiciones absolutamente indignantes de supervivencia, mantuvieron la certeza de que la justicia y la libertad sólo se alcanzan luchando con honestidad. Resistiendo en medio de la brutal violencia, confiaron en la tenacidad de sus pueblos y en la fuerza de sus culturas como instrumentos pacíficos para defender sus derechos y sus territorios.

Rosa Elena Tránsito Amaguaña Alba fue una líder indigena ecuatoriana, nacida el 10 de septiembre de 1909, en la localidad de Pesillo, provincia de Pichincha, junto al volcán Cayambe. Hija de Mercedes Alba y Vicente Amaguaña, cambió su nombre Rosa Elena cuando, aún muy joven, se inscribió -por hambre y por necesidad, como afirmó en una oportunidad- en el recién fundado Partido Comunista, pasando a ser conocida públicamente como Tránsito. Sus padres padres jornaleros en una hacienda latifundista, que laboraban una pequeña parcela o huasipungo, comenzó a trabajar a los 7 años. Se casó con 14 años y tuvo su primer hijo un año más tarde. Separada de su marido, maltratador y alcohólico.

Como consecuencia, vivió en la explotación vergonzosa que se ha mantenido en un país «democrático» por cerca de dos siglos. Desde muy jov
en, por haber vivido en un huasipungo con sus padres y haber sido sometida a constantes abusos y explotación del patrón, se interesó en la lucha indígena y los derechos humanos, comenzó a realizar activismo comunitario, primero a través de organizaciones relacionadas con el Partido Socialista y, después, en marchas indígenas, como las "marchas a Quito" de 1930, reclamando tierras y derechos laborales. Su participación en la huelga agrícola de 1931, en la localidad de Olmedo, le costó la destrucción de su vivienda y 15 años de clandestinidad. Tras la Ley de Escuelas Prediales, promulgada por el gobierno liberal de Eloy Alfaro Delgado, Tránsito intentó ingresar a la escuela para recibir sus primeras letras. Sin embargo, el indígena ecuatoriano, aún repudiablemente considerado como un ser inferior, no recibía el adecuado trato y respeto que dictaminaba la ley. Tampoco obtuvo educación alguna en su juventud, ni la obtuvo llegada la mayoría de edad. La educación básica y la educación de calidad, como hasta el momento, es un privilegio de pocos.
No obstante, aprendió a leer y a escribir en alguno de sus innumerables viajes a Cuba.

Al cumplir 9 años de edad, asistió a la escuela durante seis meses, cuya función principal era inculcar en los pequeños la obediencia y la sumisión a los patrones, bajo amenazas y golpes. En una entrevista, ella misma rememoró esta época:

“Ese tiempo era amargo, era tiempo de gamonales (patrones), tiempo de ricos (...). A gusto de ellos maltrataban, a gusto de ellos pisoteaban (...) ¡Qué señoras! ¡Qué mayordomos!, eran para hacer sufrir y golpeaban (...). El escribiente nos obligaba a decir en la escuela: bendito alabado amo, bendita alabada patroncita”. [1]

Tránsito nos recuerda cómo un despreciable Amador Villalba, haciendo gran honor de su nombre, recibió a Tránsit
o Amaguaña cuando saludó al entrar al salón de clase:

«Cuando daba “Buenos días,” el escribiente, un tal Amador Villalba estaba ahí. – “¡Longa, india, longa, mocosa malcriada. ¿Por qué dais los buenos días? Para ustedes: bendito alabado”... ¡Eso sabía ser!... “Para indios no pertenece; para indios no es esa ley.”»[2]


Muy jóven, de 14 ó 15 años, en sus innumerables protestas hacia Quito conoció a militantes del Partido Socialista Ecuatoriano, del cuál fue parte hasta su muerte. De la mano de varios socialistas, fundó en 1924 los primeros sindicatos agrícolas de la República del Ecuador: El Inca, Tierra libre, y Pan y tierra en Pesillo, Muyurco y La Chimba respectivamente. Junto a Dolores Cacuango y María Elisa Gómez de la Torre crean cuatro escuelas bilingües, kichwa- español, en su natal Cayambe sin la ayuda del gobierno de turno, como era de esperarse, buscando la reivindicación de la identidad indígena tan explotada y despreciada por propios y propios.

Tránsito Amaguaña dirigió la primera huelga de trabajadores en Olmedo (1931), en la cual se pedía el aumento de salarios, trabajo sólo hasta el sábado, jornada de 8 horas, supresión de tarea y faena en
el mismo día, devolución de huasipungos, supresión de diezmos y primicias, y supresión de huasicamías. El alzamiento duró algunos meses, pero luego fueron reprimidos y castigados los cabecillas. Tránsito Amaguaña terminó presa en Quito. Al poco tiempo, salió de la mano de Gómez de la Torre. Para 1944, junto a varios otros líderes indígenas y comunistas, fundó la Federación Ecuatoriana de Indígenas. Comunista, reaccionaria, y traficante de armas soviéticas fueron varios apelativos que Tránsito recibió de políticos de turno y sacerdotes de la Iglesia Católica buscando restarle importancia a su desempeño.

A su regreso de la URSS, Tránsito fue encarcelada ya que se presumió tenía órdenes soviéticas para generar un levantamiento revolucionario durante la dictadura dirigida por Ramón Castro Jijón. 15 días más tarde, de la mano del ex Presidente Galo Plaza (1948-1952) Tránsito recupera su libertad y continúa en la luch
a por la causa indígena. El momento cúspide se da en 1964 cuando se pasa la Reforma Agraria. Sin embargo, esta tibia reforma no benefició finalmente en gran manera a los indígenas sino que lo hizo para con las jóvenes empresas agropecuarias.

En todo caso, el derecho del indígena tenía ya un reconocimiento mayor, y para obtener mano de obra era necesario contratar al trabajador. Tránsito Amaguaña no recibió ni un pedazo de tierra sino que vivió en un retazo de tierra que le había entregado Galo Plaza Lasso. La Reforma Agraria trajo a la larga nuevas competencias en los indígenas propietarios pues se había dispuesto se divida la tierra de acuerdo al número de miebros de la familia y a jerarquías heredadas de las haciendas. Así,
un trabajo a medias que ha mantenido tristemente la pobreza en algunas de estas comunidades hasta nuestros días.

Sin lugar a duda, la magnitud de sus trabajos sociales no pueden ser simplemente entendidos con una visión netamente contemporánea de la vida del chagra. Para entender su gran labor debemos comprender que la sociedad ecuatoriana del siglo XX (y la del s
iglo XXI aún) está llena de prejuicios y perjuicios en contra de los indígenas. Nuestra sociedad aún arrastra decenas de malos hábitos centenarios de la vida colonial respecto al indígena, el mestizo y el criollo lo que aún hace dificil el pluralismo en el Ecuador. La vida del indígena y del huasipunguero en el huasipungo no fue tan dulce como los hacendados la pintaron; la segregación, y discriminación junto con la sobreexplotación era un factor esencial en la producción agraria de los Andes ecuatorianos. Finalmente, el sincretismo existente entre los presidentes demócratas de la época y el pueblo hacía que los cambios sociales fundamentales no alcancen la funcionalidad que requerían, razón por la cual muchos de estos cambios no trajeron un mejor vivir.
En La Chimba, Mama Tr
ánsito criaba cerdos y cuyes y ejercía de curandera en compañía de su nuera Guillermina Cerón, quien la cuidó durante sus últimos años. No poseía tierras en la comunidad y sus escasos ingresos provenían de una pensión mensual que le asignó el gobierno en 2003, cuando recibió el prestigioso premio nacional Eugenio Espejo. En esa oportunidad declaró públicamente: “¡Bonitico el gobierno, es la primera vez que se acuerda de mí (...). Pero mi verdadero premio es el avance de mis hermanos, de mis hermanas, de todo mi pueblo!.”

En todo caso, la etapa final de la vida de Tránsito Amaguaña se apagó en la alegría-triste del ecuatoriano, sin buscar engreír ambiciosamente sus honrosas labores sociales , y en la humildad y humanidad de espíritu que el indígena andino nos ha esparcido a lo largo de su historia.


Vivía en un cuartito construido por la Municipalidad en la ladera nororiental del Cayambe - pleno páramo - a casi tres mil metros de altura, mostrando su cuerpo diminuto y el rostro quemado por el sol. Aún tenía fuerzas para sembrar ciertos granos que cosechaba para el sustento y cortaba la hierba conque alimentaba a sus cuycitos.


En una de sus últimas entrevistas expresó: “Yo ahora no tengo ni tierra ni nada; ni soy cooperativa ni nada”. Murió pobre, sin honores nacionales y libre, derrotada apenas por la vejez.


El 10 de mayo de 2009, cuatro meses antes de cumplir cien años, muere mientras dormía en su humilde casa de La Chimba, hermosa comunidad andina kayambi de 360 familias situada en la Provincia de Pichincha, cuya capital es la ciudad d
e Quito [3]



Así unidos, mezcladitos
Como trigo y quinua,
mezcladitos. Blancos,
campesinos, Unidos en una sola masa.[4]

1977: "En ese tiempo de patrones no había ninguna justicia..."

1977: "Hemos sufrido, hemos lidiado, hemos luchado toditos..."

1984: "Yo me he envejecido en esta lucha"



http://www.youtube.com/watch?v=qh2qAyJPYrw


Fuentes:
[1] [2] Rodas Morales, Raquel. Tránsito Amaguaña: su testimonio. Comisión nacional permanente de conmemoraciones cívicas. Quito, Ecuador. 2007.
[3] Pueblo Kayambi. La Chimba. En: http://www.kayambi.org/chimba.html
[4] Bulnes, Marta. Me levanto y digo. Testimonio de tres mujeres quichuas. Tránsito Amaguaña. FLACSO. Quito, 1994. En: http://www.flacso.org.ec/docs/TRANSITO%20AMAGUANA3.pdf


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